Las estancias ganaderas se remontan a 1880, cuando los gobiernos de la época quisieron fomentar la soberanía del país a través de la explotación ganadera en Tierra del Fuego.
Las primeras concesiones abarcaron enormes extensiones de tierras,
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hasta el paralelo 54º latitud sur y fueron otorgadas, para el período
1885–1915, a las sociedades Wehrhahn y Cía. (120.000 há), The Tierra
del Fuego Sheep Farming Co. (180.000 há), The Philip Bay Sheep Farming Co.
(170.000 há), Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (1.009.000
há) y Sociedad Industrial y Ganadera de Magallanes (190.000 há).
Las estancias ganaderas son asentamientos rurales y están formados por cascos arquitectónicos como casas, comparsas de esquila, galpones, puestos ganaderos y también por caminos, alambrados y corrales. Su principal ocupación es la crianza de ovejas para producción de lana y carne.

Con el correr del siglo XX, la expansión sostenida de la ganadería
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ovina fue contrayéndose a causa del clima riguroso, como también
por las dificultades de transporte y comunicación en los trayectos
que debían realizar entre las estancias y la ciudad de Porvenir,
único centro poblado en la Isla hasta 1958. Finalmente, la condición
mono productora de las estancias, junto a otros factores como el
empobrecimiento y deterioro de los suelos, la disminución de las
superficies en explotación y el manejo técnico conservador de los
predios ovejeros, ocasionaron que muchas de las grandes estancias
terminaran abandonadas, sin poder dar pie a núcleos estables y
complementarios de población.